sábado, 29 de junio de 2013

CAMBIO: PLANTA DE RESIDUOS

EN EL PORTAL DE ARRIAGA

EN AGOSTO 2014 ESTARÁ CON APARTAMENTOS EN ALQUILER DE TAMAÑO REDUCIDO
Fotos sacadas del Diario de Noticias de Alava del 17 de septiembre de 2012
La realidad ha sido la siguiente:

UN LUGAR PARA VIVIR


martes, 4 de junio de 2013

EL TENTENUBLO Y LAS CAMPANAS

Ha sido creencia generalizada de que el sonido o ultrasonido de las campanas, llamado entre nosotros "tentenublo" ahuyenta las tormentas y tempestades de granizo.
 Todavía en pueblos de Alava hasta fecha muy reciente ha sido el modo más común de conjurar las tempestades, conocemos los toques de muchos de ellos, destacando entre otros el de Orbiso, dividido en tres partes según la peligrosidad y la cercanía de la tormenta o nublada.
De modo similar se ha creído en muchas zonas del País Vasco que los toques de campanas de determinados santuarios o ermitas alejaban al Maligno o las brujas.
Además de en el contenido de las mismas oraciones del ritual de bendición y consagración de las campanas, se hace referencia a ello con los siguientes versos latinos, muchas veces escritos en las mismas campanas:
"Laudo Deum
plebem voco, congrego clerum,
defunctos ploro,
pestem fugo,
Festa decoro"
"Alabo a Dios,
llamo al pueblo, congrego al clero,
lloro los muertos,
hago huir la peste,
adorno las fiestas"
O también:
"Funera plango, fulmina fragno, sabbata pango,
excito lentos, dissipo ventos, paco cruentos"
"Lloro los muertos, rompo los rayos, cantó los sábados,
animo a los lentos, disipo los vientos, aplaco a los crueles"
En las inscripciones fundidas de las campanas también nos podemos apoyar para ello.
Así, comenzando por Vitoria, una campana de la Catedral Vieja nos dice: HUID ELEMENTOS EXTRAÑOS DE LA TEMPESTAD, LIBRADME, SEÑOR" (año 1862).
En Catadiano de Cuartango encontramos en otra:
"ECCE CRUCEM DOMINI, FUGITE ADVERSE, PARTES, VICIT LEO DE TRIBU IUDARADIX DAVID  ALLELUIA" (año 1614).
En la parroquia de San Pedro de Vitoria, hay otra de 1954 con esta misma jaculatoria.
Durante el tiempo de "tentenublo" salía el sacerdote al pórtico o lugar acostumbrado a conjurar las nubes hacia los cuatro puntos cardinales.
Para ello se servía de hisopo, cruz parroquial y ritual rono o más comunmente entre nosotros, del "Fasciculus Exorcismorum, Conjuriatiorum, oratiorum, ac benedictiorum contra procellas, ventos, locustas, etc." del Rev. Antonio Gascón, publicado en Pamplona en 1750.
La obligación era rigurosamente guardada por los párrocos y los encargados de las iglesias.
En caso contrario no faltaba la denuncia correspondiente. Así conocemos una denuncia en Ilárduya, del 13 de enero de 1866 en la que se le acusa al párroco ante el obispo de que..."el beneficiado de este pueblo de Ilárduya no cumple las funciones de conjuro como lo hacia anteriormente, desde el 13 de mayo hasta el catorce de septiembre inclusive, lo que antes solían hacer por la recepción de los diezmos, pues esta corporación le parece que está obligado a lo mismo, por cuanto este pueblo le satisface la cuota que tiene de asignación..." La orden del obispo cinco dias después fue tajante: ..."que conjure como ha sido costumbre y respecto a otras cosas no innove cosa alguna...".
En otros lugares también encontramos quejas similares, de la misma época, añadiendo a éstas otras como no hacer determinadas rogativas o procesiones como las de San Marcos.
Conocemos un caso de muerte por rayo, durante el conjuro en un pueblo de Cigoitia a comienzos del siglo pasado.
Lo cual nos confirma el fuerte convencimiento de los habitantes de estos lugares, del valor de determinadas acciones.
La costumbre de tocar las campanas era "de Cruz a Cruz" (3 de mayo a 14 de septiembre); era hacia el mediodía y al mismo tiempo era invitación para rezar contra los peligros que corrían las cosechas.
Al ritmo del repique se acomoda el conjuro con que los fieles suelen acompañarlo:
"Tente nublo, tente tú,
que Dios puede más que tú,
tente nublo, tente malo,
que Dios puede más que el Diablo,
tente nube, tente ahí,
y no caigas sobre mí".
Por la zona de Hijona, Gauna, Herenchun y Alegría creían las gentes que las tormentas "salían" de la sima o "silo" de Oquina, y de allí venía el "pedrisco", por ello aquel lugar era uno de los primeros en ser conjurados.
Es de notar que el comienzo del toque del "tentenublo" coincide con otros rituales como la colocación de las cruces de mayo o del pañuelo que tienen los mismos fines.
Texto sacado del artículo "Conjuros y tormentas" de Alberto González de Langarica aparecido en el folleto de fiestas de San Prudencio de la Diputación Foral de Alava de 1993.