(Poema eskatologikoa)
O, muy leales amadores
de aquesta tierra del Rey,
consejadme qué aré,
por vuestra bida, señores;
que sin le azer errores,5
perdí una señora mía,
donde culpa no tenía;
sed vosotros juzgadores.
Ansí fue, por mi pecado,
que un día la fuy a ver10
su muy lindo parescer,
que me tenía conquistado;
y por darle un abraçado,
umilmente y muy quedo
soltósele un grande pedo,15
y aquesto fue sin su grado.
Ella fue tan bergonçosa
que no me pudo ablar,
y comiença de llorar
diziendo triste cuytosa:20
—Sienpre seré desdeñosa,
y pues soys vos trobador,
trobaréys de mi error
y cómo pasó tal cosa.—
Yo la dixe:5 —Vida mía,25
sed segura, mi señora,
que de vos no trobo agora
i menos en ningún día,
que yo descortés sería
en trobar de vuestro peer;30
mas queredme prometer
lo que sienpre os pedía.—
Ella con grande pesar
se fue luego a esconder,
e yo, por le azer plazer,35
fuy de allí y dexela estar.
Y sabed que, sin burlar
y sin más yerro la azer,
que nunca me quiso ber
ni tan solamente ablar.40
Después la vi en un portal
a la graciosa donzella,
y fuyme a sentar cabo ella
sin serle más desleal.
Y enpujé por mi gran mal45
un pedo mucho mayor,
y díxile: —Buen amor,
ora estamos por igual.—
Y bolbiéndose al trabés,
cubrió su rostro deprisa;50
tomola muy grande risa,
llamándome descortés,
deziendo con gran brabez:
—No es razón de hablar contigo,
que ya yo tengo otro amigo55
más polido y más cortés.—
Fin
Conpuesto por Laçarraga
No hay comentarios:
Publicar un comentario