La casa que en la calle de la Herrería se distingue ahora con el nombre de la "Torre de doña Ochanda" era conocida hasta el año 1971, en el que culminaron las obras de reconstrucción, con el nombre de "Casa de la Quintina", por el de la que la ocupó.
Quintina Escoriaza, que se casó con Antonio Anchia, que era carpintero, fue a ocupar el año 1847 la casa, que se la había ofrecido el mayordomo de la familia Velasco, a la que pertenecía. La siguieron ocupando sus descendientes, hasta cinco generaciones y el año 1962.
A la Quintina sucedió su hija Maria Anchieta, que se había casado con Leandro Ibargoitia "El Gordico", hijo de un marinero de Lequeitio. Pesaba aquel 182 kilos y fue el que estableció el molino de San Ildefonso.
De ellos fue hijo, entre otros, Telmo que, hasta el desalojo de la casa para su restauración mantuvo en la parte que da a la calle de la Fundadora de las Siervas de Jesús, el pequeño establecimiento, destinado a venta de comestibles y bar, mientras que en el portal que daba a la Herrería tenía un puesto de verduras Micaela, casada con Agustín Ibargoitia.
En la casa de la Quintina solían alojarse, utilizando las cuadras para las caballerías, muchas de las gentes que venían de las aldeas para concurrir al mercado.
En principio la casa se hallaba comunicada de una a otra calle, y dicen que la aprovechaban los contrabandistas para burlar la aduana, situada en sus proximidades.
Información sacada del libro "Mujeres alavesas" de Venancio del Val. 1987
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